“Colombia no necesita una nueva Constitución. Lo que necesita es un nuevo presidente elegido en democracia, bajo la institucionalidad en las elecciones de 2026”.
Así se resume la fotografía de la “marcha del silencio”, al cumplirse 8 días del atentado al precandidato presidencial Miguel Uribe Turbay (Centro Democrático), quién permanece con pronóstico reservado en la Fundación Santa Fe en Bogotá.
Desde el atentado terrorista, la narrativa del país “cafetero” en la calles y redes sociales cambió, al traducirse en un rechazo a un Gobierno con más de 50 ministros en menos de tres años.
Las marcha del “silencio” es un blindaje de la sociedad colombiana frente a la violencia, los violentos y la corrupción, desde una acción “simbólica” que traspaso fronteras.
Mientras desde la izquierda se escuchan voces como de Gustavo Bolivar (ex senador), señalando que la marcha del “silencio”, revive la polarización, desde el exterior, se acompaña al 90 por ciento de los colombianos que defienden la institucionalidad y la democracia.

El Gobierno del presidente Gustavo Petro, persiste en seguir en el pasado, reviviendo a “Simón Bolivar” como líder del siglo XXI, en una Colombia, donde su mayor recurso es la gente, la naturaleza, su patrimonio, cultura, turismo y gastronomía.
Nunca, en los últimos tres años, familias caminaron por las calles de Bogotá, Cali, Medellín, Cartagena, Tunja y Barranquilla, en defensa de la institucionalidad. “Comienza una nueva semana en el país, esquina de Suramérica, con una voz fuerte de ciudadanos, empresarios, académicos, artistas, deportistas y pensionados. Señalan: “fuera Petro de la Casa de Nariño “