Bogotá, la capital de Colombia, se enfrenta a uno de los momentos más críticos de su historia debido a la severa escasez de agua que está afectando a cerca del 70% de su población. Esta situación alarmante se debe principalmente a la cruda realidad de los embalses de San Rafael y Chingaza, los cuales proveen la mayor parte del agua que consumen los habitantes de la ciudad.
Según cifras proporcionadas por la Alcaldía de Bogotá, en la primera semana de mayo, estos embalses continuaban experimentando un desabastecimiento de agua que superaba el 80%, alcanzando así el nivel más alto en los últimos 40 años. Ante esta grave situación, se han tomado medidas urgentes para promover un consumo responsable del vital líquido, incluyendo cortes programados de agua por zonas que se mantendrán indefinidamente.
Sin embargo, se plantea la posibilidad de implementar medidas aún más estrictas, como un racionamiento de energía similar al que se realizó en 1992. La decisión de no llevar a cabo esta medida depende de dos factores clave: la llegada del Fenómeno de la Niña, que se espera incremente las precipitaciones, y los resultados obtenidos en materia de ahorro energético gracias a los cortes de agua en la ciudad.
Estas circunstancias subrayan la urgente necesidad de establecer acciones concretas para generar una mayor conciencia sobre el uso responsable de los recursos naturales. Es evidente que se desperdicia una gran cantidad de energía, con un 60% siendo utilizado de manera ineficiente o simplemente desperdiciado. ¿Qué podemos hacer para contribuir a este propósito?
A nivel individual, es crucial identificar y desconectar los electrodomésticos que no están en uso, así como establecer horarios precisos para el funcionamiento del aire acondicionado, especialmente en regiones con climas cálidos. Además, es esencial avanzar en la transición hacia fuentes de energía más limpias y renovables, lo que no solo reducirá el impacto ambiental, sino que también promoverá la inclusión energética y el desarrollo sostenible.
Por otro lado, el sector productivo debe adoptar alternativas que permitan un uso más eficiente de los recursos. La integración de tecnologías que permitan un control permanente del consumo de agua y energía es fundamental en este sentido. Plataformas como EcoStruxure Building Operation ofrecen soluciones que pueden reducir hasta un 30% el consumo de energía y facilitar una gestión eficiente del agua en edificios y otras estructuras.
Es evidente que adoptar prácticas conscientes y avanzar hacia fuentes de energía más limpias son pasos cruciales para garantizar un futuro sostenible para Bogotá y para el país en su conjunto. Nuestras acciones individuales tienen un impacto colectivo significativo, y es imperativo actuar con determinación y compromiso en la construcción de un mundo más justo y equilibrado para las generaciones futuras. ¡El momento de cambiar es ahora!
