Con la celebración de la Semana de Acción Mundial por la Educación del 22 al 27 de abril, surge la oportunidad de reflexionar sobre un aspecto crucial pero a menudo pasado por alto: la iluminación durante el estudio. Según Robert A. Hatch, profesor del Departamento de Historia de la Universidad de Florida, se espera que los estudiantes dediquen al menos 3 horas de estudio por cada hora de clase. Esto significa que un estudiante universitario puede pasar entre 50 y 60 horas semanales inmerso en la actividad académica.
Sin embargo, durante estos periodos de estudio prolongado, es común experimentar dolores de cabeza o problemas de vista cansada. Aunque la creencia popular atribuye estos malestares al tiempo dedicado al estudio, la causa subyacente puede estar vinculada a la iluminación del entorno.
Es fundamental tomar medidas para mitigar estos efectos, especialmente en espacios de aprendizaje, ya sea en las escuelas o en el hogar. La adopción de luminarias LED que cumplen con normas y certificaciones se presenta como una solución efectiva.
Las lámparas incandescentes, comunes en muchos entornos de estudio, emiten un parpadeo lumínico imperceptible para el ojo humano pero que puede causar fatiga visual y dolores de cabeza con el tiempo. En contraste, las luces LED utilizan semiconductores para producir luz, eliminando la dependencia de componentes como los filamentos de las bombillas tradicionales, que se calientan y producen parpadeo.
En el mercado existen tecnologías diseñadas específicamente para cuidar la salud visual, como EyeComfort desarrollada por Signify, que cumplen con criterios de bienestar para crear una atmósfera propicia para el estudio.
Además, las luminarias LED suelen incluir controladores de corriente que regulan el paso de la energía, manteniendo un flujo eléctrico estable y reduciendo la probabilidad de parpadeo perceptible. La iluminación inteligente, por su parte, permite regular la intensidad y el tono de la luz según las necesidades individuales.
El uso de la iluminación inteligente proporciona un ambiente propicio para el estudio, con la capacidad de ajustar la intensidad de la luz para favorecer la concentración. Además, la opción de elegir el tono de la luz, como la luz fría para mantener alerta los sentidos, puede ser beneficiosa durante las sesiones de estudio.
Es fundamental que las luminarias cuenten con certificaciones vigentes en el mercado o que el fabricante especifique la incorporación de tecnología de última generación para garantizar los beneficios mencionados.
En resumen, el parpadeo de la luz puede afectar negativamente la salud y el bienestar durante el estudio, pero la tecnología LED y la iluminación inteligente ofrecen soluciones efectivas para mitigar este problema. Mientras que los LED proporcionan una iluminación estable, la iluminación inteligente se adapta automáticamente para satisfacer las necesidades individuales de cada estudiante, creando así un entorno de estudio saludable y productivo.



