En medio del cese al fuego acordado entre el gobierno del presidente Gustavo Petro y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), las disidencias del grupo insurgente, lideradas por el esquivo ‘Iván Mordisco’, han desplegado una preocupante escalada de actividades criminales. Este desalentador panorama fue revelado por el ministro de Defensa, Iván Velásquez, durante su comparecencia en el Congreso de la República.
Según Velásquez, las disidencias encabezadas por ‘Iván Mordisco’, con una fuerza estimada entre 3 mil y 4 mil hombres armados, han aprovechado el cese al fuego para expandir sus operaciones y consolidar su control sobre varios territorios estratégicos en regiones como el Cauca, Nariño, Valle, Tolima, Huila, Caquetá y Putumayo, entre otros. La situación se ha vuelto insostenible para miles de colombianos que enfrentan diariamente la intimidación, extorsión y violencia perpetrada por estos grupos.
Lo más alarmante es que las disidencias no solo se dedican al narcotráfico y la extorsión, sino que también están incursionando en actividades que van desde la imposición de su autoridad mediante la carnetización de la población hasta la construcción de infraestructuras ilegales, como colegios, para fortalecer su presencia en las zonas bajo su control.
A pesar de los esfuerzos del gobierno por iniciar conversaciones de paz con estas facciones disidentes, el progreso ha sido mínimo. A lo largo de los últimos 20 meses de la administración Petro, y a pesar de los meses de supuestas negociaciones, no se han logrado avances significativos hacia un acuerdo de desarme. Esta falta de compromiso por parte de las disidencias deja en entredicho su verdadera disposición para la paz y sugiere una preferencia por continuar su camino de violencia y criminalidad.
El hecho de que las disidencias anuncien públicamente su expansión hacia nuevos territorios, como Tolima, Huila y Quindío, evidencia su falta de interés en cesar sus actividades delictivas. El ministro Velásquez destacó que este crecimiento no puede ser ignorado y que es necesario que las autoridades tomen medidas para proteger a la población y contrarrestar la influencia de estos grupos ilegales.
En este sentido, es imperativo que tanto el gobierno como las Fuerzas Armadas redoblen sus esfuerzos para enfrentar esta creciente amenaza. La protección de la vida de todos los colombianos y la preservación de la seguridad en el país no pueden ser tratadas como un mero “asunto de ellos”, sino como una responsabilidad compartida que requiere acciones concretas y decididas.
En resumen, el avance imparable de las disidencias de las FARC, lideradas por ‘Iván Mordisco’, representa un desafío significativo para Colombia. La falta de progreso en las negociaciones de paz y la continuación de actividades criminales ponen en riesgo la estabilidad y la seguridad de la nación. Es hora de que el gobierno y las autoridades actúen con determinación para frenar esta amenaza y proteger a la población vulnerable de las garras de la violencia y la ilegalidad.
