Por Jose García, Experto en economía digital
Hay cosas que, por más vueltas que uno les dé, simplemente no encajan. ¿Por qué esa guerra encarnizada, descarada y cada vez más desesperada que tienen los bancos contra las criptomonedas? ¿Por qué tanto discurso apocalíptico, tantas campañas de miedo disfrazadas de “advertencias responsables”, tanto show mediático para deslegitimar una tecnología que ni siquiera terminan de entender? La respuesta es simple: las criptomonedas les están quitando el monopolio de la estafa disfrazada de sistema financiero.
La Hipocresía del Poder: Criptos por Fuera, Criptos por Dentro
Lo más cínico de todo esto es que esa guerra es solo “de puertas para afuera”. Porque puertas adentro, los mismos bancos que demonizan el Bitcoin están invirtiendo en él, acumulando activos digitales como si no hubiera un mañana. Grandes fondos, bancos de inversión, e incluso gobiernos están comprando criptomonedas mientras en público las critican. ¿Por qué? Porque saben perfectamente que el sistema que ellos ayudaron a construir está colapsando.
Y también saben que el blockchain —esa tecnología que tanto les incomoda— es la única herramienta verdaderamente segura y transparente para proteger el valor real. Pero claro, a ellos no les interesa la transparencia. Nunca les ha interesado. Lo que les interesa es el control.
El Origen del Engaño: Un Sistema Diseñado para Robar
Desde la creación del primer banco moderno —el Banco de los Medici, fundado en 1397 en Florencia por Giovanni di Bicci de’ Medici—, el objetivo no ha cambiado. En esencia, se trataba de crear una estructura sofisticada para enriquecerse con el dinero de los demás, ocultándolo detrás de una fachada de “progreso” y “gestión financiera”.
Lo que comenzó como un servicio para custodiar dinero, rápidamente se transformó en un arma de dominación global. La banca aprendió a crear dinero sin necesidad de producir valor: mediante intereses abusivos, préstamos impagables y una maquinaria legal diseñada para beneficiar a los de arriba y aplastar a los de abajo.
Los banqueros no son más que piratas modernos , con licencia para robar, con corbatas de seda en lugar de espadas, y oficinas de mármol en lugar de galeones. Su saqueo no se da en altamar, sino en los saldos bancarios de millones de personas.