Un devastador terremoto de magnitud 7,2 sacudió Taiwán en las primeras horas de la madrugada del miércoles, dejando a su paso una estela de destrucción y caos. El epicentro se localizó a 25 kilómetros de la costa este de la isla, con una profundidad de 15,5 kilómetros, generando pánico entre la población y desencadenando una serie de réplicas que continúan sacudiendo la región.
Según los informes de las autoridades locales, al menos siete personas perdieron la vida y más de 700 resultaron heridas como resultado del sismo. Este se convierte en el terremoto más fuerte que haya azotado Taiwán en los últimos 25 años, desatando una serie de colapsos parciales y totales de edificios a lo largo y ancho de la isla.
El condado de Hualien, en el este de Taiwán, fue una de las zonas más afectadas por el desastre. Más de una docena de edificios se derrumbaron parcialmente en esta región, dejando a numerosas personas atrapadas bajo los escombros. Si bien se han llevado a cabo esfuerzos de rescate, aún hay personas desaparecidas y se teme que el número de víctimas aumente a medida que avancen las operaciones de búsqueda y rescate.
Las impactantes imágenes compartidas en las redes sociales muestran la magnitud de la destrucción, con edificios inclinados y escombros esparcidos por las calles. Además de los colapsos estructurales, el terremoto también desencadenó la caída de rocas en las carreteras montañosas, provocando heridas a personas que transitaban por la zona.
Las consecuencias del terremoto se sintieron más allá de los daños materiales, ya que afectó significativamente la infraestructura y los servicios públicos. Varias autopistas y puentes sufrieron daños graves, lo que llevó al cierre temporal de importantes vías de transporte. Los trenes de alta velocidad y metros en las principales ciudades de Taiwán suspendieron sus operaciones, mientras que algunas áreas se vieron obligadas a evacuar debido al riesgo continuo de deslizamientos de tierra y daños estructurales.
A pesar de la magnitud del desastre, la valentía y la resiliencia de la población taiwanesa han sido evidentes. Muchos residentes describieron el momento del terremoto como uno de los más aterradores que han experimentado, mientras que otros relataron cómo continuaron con sus actividades diarias a pesar de la amenaza latente.
A medida que Taiwán enfrenta los desafíos de la reconstrucción y la recuperación, la solidaridad y el apoyo tanto nacional como internacional serán fundamentales para superar esta tragedia. Mientras tanto, las autoridades instan a la población a permanecer vigilante y seguir las medidas de seguridad ante posibles réplicas y nuevos riesgos derivados del sismo.
